Los 60 fueron años prósperos en la comarca de El Bierzo, gracias al carbón extraído de las entrañas de nuestra cuenca, se calentaban las viviendas de gran parte de España y eso revertía nuevamente en la economía local. Pueblos como Cabañas Raras, a mitad de camino entre Ponferrada y las montañas de donde salía el mineral, acogían a parte de las familias que vivían directamente de la extracción de carbón. Al igual que otras localidades como Toreno, Fabero etc, Cabañas tuvo su propio cine, se llamaba Cine Oliva en honor a la mujer de Daniel, su promotor y madre de Josita que es quien nos cuenta su historia.
El Cine Oliva, se inauguró en 1962 y cerró hacia 1974, fue cuando la gente comenzó a perder el interés por el cine en los pueblos, debido a la llegada de la televisión a los hogares, también a la disponibilidad de transporte para moverse de forma autónoma, eso permitía a la gente a acercarse a pasear por la Avenida de José Antonio de Ponferrada (Ahora la Puebla), donde esperaban los Almacenes Bodelón, Mariano Arias y otros resplandecientes comercios de la época.
El edificio donde estuvo el Cine Oliva todavía existe y poco a poco se ha ido transformando en una parte de la vivienda de Josita y su familia. Ella, es la hija de Oliva y Daniel, los emprendedores que pusieron en marcha en Cine Oliva en la localidad. «A mi padre le dio por montar el cine al ver que había un cine ambulante que venía a proyectar películas a un bar (entonces cantina) del pueblo y se le ocurrió la idea de hacer la casa y el cine en el mismo edificio. Yo tenía doce años y todavía no vivíamos aquí, vivíamos en el Barrio del Agua, los domingos proyectábamos películas y volvíamos de noche a casa, después ya vinimos a vivir aquí y el cine fue muy bien durante varios años. venía gente de los pueblos de alrededor andando, Cortiguera, Sancedo, San Juan dela Mata…»
En una localidad pequeña, como era Cabañas Raras, cuesta creer que hubiera un Cine y una Discoteca, La Valcarcel, que coincidieron en el tiempo y que, curiosamente están juntos en la Carretera principal que cruza el municipio.
«Recuerdo una anécdota, en aquella época existía la censura, y llegó al cine el cura que se llamaba Emilio, se acercó a la taquilla, aunque no le cobrábamos, y preguntó a mi madre si la película que iban a proyectar era “atrevida”, entonces mi madre, le dijo que “Era una película para mayores de 18 años” y Don Emilio, contestó: ¡Bueno, pues yo tengo bastantes más! y entró igualmente a la proyección» Cuenta riéndose. Josita también se acuerda de la primera película que vio: “Donde vas Alfonso XII” con ella comenzó su idilio con el cine.
Del Cine Oliva no se conserva nada, apenas una parte de la escayola decorativa de los laterales del escenario, ya no están las butacas ni el proyector «Se donó al Instituto Gil y Carrasco al cerrar, y allí lo utilizaban en los años setenta para hacer Cine Club».
«Las películas -recuerda Josita – las dejaban en Ponferrada, en Recambios Paco, «no sé muy bien la razón, supongo que les quedaba bien el sitio a los que las transportaban, nosotros hacíamos afiches y los repartíamos por el pueblo e mano»
Josita bajaba todas las semanas a Marber en Ponferrada a comprar chucherías de la época en bolsas gigantes que después concienzudamente iba repartiendo en pequeñas bolsitas de plástico para vender en el hall de entrada del cine. «En el cine trabajábamos: Mi madre en la taquilla, por cierto, los precios eran 7 pesetas las entradas para los mayores y 5 pesetas los niños (4 céntimos y 3 céntimos de Euro), y yo vendiendo chucherías en la entrada, mi prima de acomodadora y para proyectar las películas primero venía Pedro Seco, después estuvo un chico de Magaz, ¡Ah! y también estuvo Tino (+) el de Puferca que trabajó con mi padre desde niño » recuerda Josita.
No se conservan imágenes del interior del cine, que tenía también un escenario por el que pasaron entre otros la compañía de Juanito Valderrama. «Por aquí – comenta, señalando una rendija– salía el calor para calentar la sala, teníamos debajo una caldera y dábamos calor al cine con ella».
Josita y su familia emigraron a París en el 72, dejando el cine en manos de un familiar, pero pasados otros dos años, tuvo que cerrar, pocos años después ocurrió en Ponferrada al cerrar los Cines Edesa, Morán, Adriano, Bergidum y Sil. Tras el retorno de la familia, el edificio vuelve a ser la vivienda de la familia y en la parte de atrás se almacenan los recuerdos, las risas, las emociones de todo el pueblo de Cabañas Raras.
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