Abandonado en medio de la España vacía, con malas comunicaciones y escasos servicios, el pueblo manchego de “Don Quijote somos todos” ofrece como único patrimonio su pasado: ser la cuna del más famoso caballero andante, el ingenioso don Quijote de la Mancha. La aparente intención del Gobierno de edificar un Parador Nacional de Turismo abre una ventana de esperanza para el pueblo, que se lanza a luchar por ser el lugar elegido para su construcción.
De natural escéptico, con fuerte tendencia a la ironía y a cierto grado de locura, el pueblo entero decide armarse caballero andante y, haciendo honor a la memoria de su ilustre antepasado, pelear contra los gigantes que lo amenazan y alcanzar la gloria con todos los merecimientos posibles.
La originalidad de la propuesta de la compañía aragonesa Teatro del Temple radica, en primer lugar, en su punto de vista. Con un tono de comedia crítica heredera de Cervantes, pero también de algunos de sus discípulos aventajados como Berlanga, Rafael Azcona o José Luis Cuerda, convierte a don Quijote en un sujeto colectivo, encarnado en todo un pueblo que, en medio de su lucha por la supervivencia, experimenta alguna de las más famosas aventuras de don Quijote.
Episodios como el de los molinos de viento, los galeotes o la cueva de Montesinos, adquieren en esta propuesta una nueva perspectiva, alumbrando una reflexión mordaz y desprejuiciada sobre nuestro propio quijotismo patrio. El texto, de de José Luis Esteban, fue Premio Teatro Rojas al “Mejor texto de autor español”. La pieza está interpretada por Carlos Martín, José Luis Esteban, Minerva Arbués, Irene Alquezar, Francisco Fraguas, Félix Martín y el músico Gonzalo Alonso, todos ellos bajo la dirección de Carlos Martín.
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