Las grandes ganancias en los juegos de azar convierten a sus afortunados protagonistas en seres casi míticos o legendarios. Muchas historias al respecto han sido tema de libros y películas.
Y lo más seguro también es que muchos episodios que fueron épicos no han llegado a conocerse porque se perdieron con el pasar del tiempo o no trascendieron como lo merecían.
La historia de los juegos es muy larga y tal vez sea difícil saber con exactitud quiénes han ganado más dinero y en qué circunstancias lograron vencer al azar.
Pero sobrevive la relación de muchos casos registrados, curiosos, originales e inolvidables.
Unas extrañas maneras de ganar
La suerte tiene extrañas maneras de presentarse y no siempre cuando se la persigue ansiosamente. Una de esas ocasiones fue en las famosas tragaperras o tragamonedas.
Estos juegos son uno más de los juegos de casino que puede encontrarse entre las mejores opciones de www.casinobueno.com/juegos-de-casino/, siendo uno de los casos más particulares que se haya registrado.
Cinthia Jay, una camarera del casino Monte Carlo en Las Vegas, durante la celebración del cumpleaños de la que pronto sería su suegra en enero de 2000, probó suerte en la tragaperras Megabucks.
Después de ocho tiradas sin ganar nada, en la novena obtuvo el mayor premio que se ha dado en las Megabucks: un premio acumulado de casi 35 millones de dólares.
Con tal suma hizo realidad el sueño de casarse con su prometido. Pero al poco tiempo, en un accidente automovilístico provocado por un conductor ebrio e irresponsable, Cinthia perdió a su hermana y ella quedó condenada a una silla de ruedas para el resto de su vida.
Pero por supuesto que no todas las historias de grandes ganancias en juegos de azar llevan consigo un lado trágico. La de Cinthia es recordada por la elevada cantidad ganada en una tragaperras y el lamentable accidente que sufrió apenas dos semanas después.
No menos extraña fue la apuesta de 167 personas que apostaron a que el goleador uruguayo Luis Suárez mordería a alguien en pleno juego en el Mundial de Fútbol de Brasil en 2014.
En efecto, Luis Suárez mordió al italiano Giorgio Chiellini en el partido que Uruguay ganó 1 a 0 a Italia.
Dos sartenes para ganar
Más que extrañas, hay formas extravagantes de ganar una apuesta. Nacido para esta manera de ganar apuestas fue el célebre jugador de póquer amarillo Slim, ganador en 1972 de la Serie Mundial de Póquer y de tres brazaletes dorados en las ediciones de 1974, 1985 y 1990.
Además de ser un jugador de póquer fuera de serie, su celebridad le debe mucho a las apuestas extravagantes o poco ortodoxas que solía hacer. Sobresale la que Amarillo Slim planteó como reto al campeón de Wimbledon en 1939, Bobby Riggs.
Amarillo apostó 10.000 dólares a que le ganaba un partido de ping-pong a Riggs, pero con la condición de que él pondría las paletas con las que se jugaría.
Llegó el día del partido y las paletas elegidas por Amarillo Slim eran dos sartenes, con las que venció a Riggs 21 puntos a 8.
Lo que nadie sabía era que Amarillo al proponer esa apuesta estuvo practicando varios meses antes y por eso estaba listo para ganar a cualquier campeón.
Después de esta victoria con tan inusuales paletas para jugar al ping-pong, le salieron al paso otros retos similares pero Amarillo siempre se las arreglaba para salir vencedor.
Y más allá de la Tierra
Aunque a muchos no se lo parezca, la ciencia y la tecnología han estado involucradas en ganancias de apuestas y juegos de azar.
Quién podría pensar que alguien ganaría apostando por la llegada del hombre a la luna o que un grupo de estudiantes del prestigioso MIT, o Instituto Tecnológico de Massachusetts, ganarían millones en casinos de Las Vegas, en un caso muy parecido al reflejado en una película producida en Hollywood.
Y es que aventurada y casi como para un cuento de ciencia ficción en su momento, es la apuesta que en 1964 hizo un hombre llamado David Threlfall en uno de los establecimientos de la famosa casa de apuestas William Hill.
Threlfall apostó a que algún ser humano de la edad y sexo que fuese pisaría la Luna antes de 1971. La apuesta por 10 mil libras esterlinas fue aceptada por la casa dando por sentado que las probabilidades era una sobre mil.
Con tan descabellada apuesta (en su momento) David Therfall ganó un poco más de 10.000 libras esterlinas, puesto que el astronauta Neil Armstrong pisó la luna el 20 de julio de 1969.
Entre otras cosas, Therlfall se compró un coche deportivo en el mismo año en el que falleció justamente por un accidente de tráfico.
No corrió con la misma suerte un joven que apostó en una reconocida casa de apuestas a que el mundo se acabaría el día primero del año 2000.
La apuesta totalmente absurda fue aceptada por la casa con la absoluta certeza de que no perdería, puesto que si el joven acertaba no habría quien le pagara porque ya no existiría el mundo.
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