En estos meses de 2020, el Centro de Emergencias 1-1-2 Castilla y León ha atendido llamadas por un total de 36 intoxicaciones por gas, en las que se ha atendido a un total de 65 personas afectadas, dos de las cuales han resultado fallecidas. En comparación, en el año 2019, fueron 45 las intoxicaciones, con 84 personas atendidas y ningún fallecimiento.
El peligro de este tipo de situación de emergencia estriba en que tiene su origen en un gas, el monóxido de carbono, que es prácticamente imposible de percibir por los sentidos, puesto que no tiene olor y es invisible. En ese sentido conviene destacar la instalación de sensores de gas en la vivienda como una medida preventiva para detectar su presencia.
En el caso de que se emplee calefacción alimentada con combustible vegetal, la principal recomendación que puede hacerse para evitar la aparición de monóxido de carbono es que se mantenga siempre ventilada la estancia en la que se coloque un sistema de este tipo, bien sea dejando abierta una puerta o bien una rendija en la ventana que permita la circulación del aire puro. Además, es totalmente desaconsejable colocar este tipo de calefacciones en los dormitorios.
Es importante, por otra parte, extremar la vigilancia de cortinas, faldillas, ropas de cama y cualquier otro elemento que sea susceptible de arder al contacto con la llama o los rescoldos del combustible vegetal, pues puede dar origen a un incendio o a la aparición de humo que provoque también la intoxicación.
Llama de color azul
En las instalaciones de gas hay que asegurarse de que todos los equipos de calefacción estén instalados correctamente y realizar las revisiones periódicas por parte de un profesional cualificado. Cuando los aparatos estén en funcionamiento, es importante verificar que la llama que emiten sea del color adecuado (cuanto más azul sea esta, más perfecta es la combustión).
No hay que olvidar que todos los aparatos se encuentren en lugares correctamente ventilados, y nunca taponar las rejillas y respiraderos de las distintas estancias de la casa, algo que se hace con frecuencia, por ejemplo los días que hay mucho viento, lo que propicia la falta de oxígeno necesario para una correcta combustión.
Revisión de chimeneas
Es peligroso utilizar equipos portátiles como hornillos, barbacoas, etc. que queman combustible dentro de espacios cerrados. Se deben revisar, además, las chimeneas y los conductos de ventilación antes de comenzar la temporada de frío y después de los episodios de nevadas.
Puesto que el monóxido de carbono es prácticamente imperceptible por los sentidos, la única manera de detectar el comienzo de una intoxicación por este gas es precisamente a través de los síntomas que se presentan en las personas, de ahí que sea recomendable contactar con el Servicio de Emergencias 1-1-2 con la mayor rapidez. Entre estos síntomas, pueden citarse la aparición súbita de dolor de cabeza de intensidad progresiva, mareos, desorientación, náuseas, dolor general e incluso desvanecimientos.
Si en algún momento somos víctimas de una intoxicación por monóxido o nos encontramos en una vivienda en la que hay una concentración alta de este gas, lo primero que hay que hacer es abrir las ventanas para permitir la entrada de oxígeno que ventile el ambiente, contactar con el Centro de Emergencias 1-1-2 para solicitar ayuda, para lo que se informará del lugar en el que se produce la emergencia y el número de personas que requieren asistencia y su estado. Finalmente, y si resulta posible, alejar a las personas afectadas de la fuente de origen del gas.
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