La versión teatral del grupo Tanttaka Teatro del libro de Andrés Sopeña El florido pensil se ha convertido en un clásico contemporáneo y en uno de los grandes éxitos del teatro vasco de las últimas décadas. Ahora llega al Bergidum la versión protagonizada por mujeres en la que reflexionan sobre su educación en época franquista. La función, incluida en el abono de invierno, llega al Beridum el próximo miércoles, 8 de marzo, y sirve también para conmemorar el Día Internacional de la Mujer. Forma parte del programa de la Red de Teatros de Castilla y León.
El florido pensil ha sido el gran éxito del teatro vasco en las últimas décadas, con más de mil funciones y representaciones por todo el país. Tanttaka trasladó a los escenarios el libro de Andrés Sopeña que repasaba los métodos y contenidos de la escuela franquista de la inmediata posguerra en un trabajo que conjugaba documentación histórica, melancolía y mucho humor, aplicando la conocida fórmula que define un género dramático: comedia es igual a tragedia más tiempo.
Aquel montaje fue un éxito incontestable por la conexión que alcanzó con el público maduro que había conocido y sufrido el sistema, y por la curiosidad que despertaba entre las nuevas generaciones tamaña mentecatez. Ayudaron la propia adaptación del texto, una función compuesta a base de esquetches, lo que daba ritmo y variedad al montaje. Este esquema se ha calcado ahora en esta versión femenina, sólo que centrado en la educación de la mujer en un tiempo en el que la escuela era segregada por sexos y la etapa escolar para ellas estaba dirigida principalmente a formar amas de casa y madres.
El florido pensil Niñas es la historia del día a día de cinco muchachas sometidas a la absurda e ilógica brutalidad del sistema educativo que dominó la España de la posguerra. La escuela es el reflejo de la sociedad y de su ideología dominante. Y esa ideología había decidido poner al día el más profundo patriarcado medieval y llevarlo a sus últimas consecuencias. La mujer fue el principal objetivo de la empresa moralizadora pues resultaba que estaba naturalmente destinada para el matrimonio y para las labores domésticas. Su carrera profesional venía a ser formar una familia y tener prole. Y en eso se ponían de acuerdo prácticamente todas y todos: la maestra, el cura, los padres, los moralistas, las cupletistas, las escritoras de novelas rosa…
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