La vida de José Peñín (Santa Coloma de la Vega, León) es un testimonio de pasiones entrelazadas y reinvención constante. Su verdadera vocación era la música, e incluso incursionó en la dirección cinematográfica, pero siempre rechazó la idea de convertirse en un artista frustrado. Fue otra inclinación —su espíritu emprendedor y el deseo de trabajar para sí mismo, y no para otros— la que lo llevó a descubrir el mundo del vino. Así, en 1975, nació una relación que marcaría su trayectoria: junto a un vecino, fundó el Club de los Vinos de España (Cluve), innovando con un método poco convencional para la época: el buzoneo y la venta por correspondencia. Esta iniciativa no solo reflejaba su visión audaz, sino que también sentaría las bases de una carrera dedicada a revolucionar la cultura vitivinícola en España.
Así retratan la vida de Peñín en el artículo publicado en El País, en la selección de este gran experto, aparece un vino del Bierzo, se trata de La Faraona al que el crítico le asigna 99 puntos y del que dice:
Detrás de este vino está el bodeguero Álvaro Palacios y su sobrino, Ricardo Pérez. Peñín lo probó en la bodega en 2019, Corullón (León). Destaca el color granate vivo, aroma fresco de frutos rojos y con contraste entre las notas herbales balsámicas de su justa vendimia y la fructosidad de su lenta maduración aromática en la viña, con una persistencia insólita. Su secreto: un subsuelo misterioso y la orientación sureste, de modo que el sol de la tarde no le afecta. Le asignó 99 puntos.