La Comisión de Salud Pública, formada por representantes del Ministerio de Sanidad y de las consejerías de todas las comunidades y ciudades autónomas, ha aprobado este jueves el Documento Marco de Recomendaciones para el control de las Infecciones Respiratorias Agudas (IRAs), que servirá de guía para la próxima temporada de virus respiratorios 2025-2026. El texto, consensuado a nivel nacional, establece un sistema de cuatro escenarios de riesgo –desde “basal” hasta “epidemia de nivel muy alto”– con medidas progresivas que se activarán en función de la transmisión y la presión asistencial.
El plan, que bebe de la experiencia acumulada durante la pandemia de COVID-19, refuerza la vigilancia integrada de virus como la gripe, el VRS o el SARS-CoV-2, alineándose con directrices internacionales. El documento, a cuyo último borrador ha tenido acceso EL PAÍS, prevé recomendar el uso rutinario de mascarilla para personas con síntomas, su uso generalizado en centros sanitarios durante las fases epidémicas y favorecer el teletrabajo para aquellos con síntomas leves que no justifiquen una baja laboral mientras dure la oleada. Sin contar el evento excepcional de la COVID-19, la fase epidémica más importante y frecuente es la de la gripe estacional, que se produce cada año y dura unas 10 semanas de media.
“El objetivo es mejorar la capacidad de anticipación y respuesta, proteger a los más vulnerables y evitar el colapso de los servicios sanitarios”, explicaron fuentes de la comisión.
Vigilancia en tiempo real y cuatro niveles de alerta
La estrategia se basa en el análisis semanal de múltiples indicadores: datos del Sistema de Vigilancia de Infecciones Respiratorias Agudas (SiVIRA), mortalidad diaria (MoMo), coberturas de vacunación (SIVAMIN) y ocupación hospitalaria y de UCI. Esta combinación permite detectar cambios en la evolución epidemiológica y evaluar el riesgo de forma continua y adaptada a cada territorio.
A partir de estos datos, se definen cuatro escenarios:
- Situación interepidémica o basal: medidas preventivas generales, promoción de la vacunación y uso de mascarilla para personas sintomáticas en contacto con vulnerables.
- Epidemia de nivel bajo o medio: refuerzo de la coordinación y comunicación. Uso de mascarilla en áreas hospitalarias sensibles (oncología, trasplantes) y en centros residenciales si hay transmisión.
- Epidemia de nivel alto: adaptación de los planes de continuidad asistencial. Uso generalizado de mascarilla en espacios comunes de centros sanitarios (salas de espera, urgencias). Revisión de visitas en residencias y recomendación de mascarilla para vulnerables en interiores mal ventilados.
- Epidemia de nivel muy alto: activación de la coordinación extraordinaria en el Consejo Interterritorial. Posibilidad de medidas excepcionales en contextos de alta transmisión o para colectivos especialmente expuestos.
Medidas comunes y específicas
En todos los escenarios se mantendrán recomendaciones generales como la ventilación adecuada, la higiene de manos y respiratoria, y la formación del personal sanitario y sociosanitario. Se hará especial hincapié en la vacunación frente a gripe, COVID-19 y VRS en grupos de riesgo.
El documento subraya que las medidas se aplicarán de forma escalonada e incremental, de modo que cada nivel incorpore también las recomendaciones del anterior. Se presta atención prioritaria a entornos vulnerables, como residencias de mayores o unidades de hospitalización de pacientes inmunodeprimidos, donde se promoverá la detección precoz y la actuación inmediata.
Coordinación y evaluación continua
El marco insiste en la importancia de la coordinación constante entre los servicios de salud pública autonómicos y el Ministerio de Sanidad, así como en la evaluación periódica de la situación para adaptar las respuestas. “La comunicación clara y accesible a la ciudadanía será fundamental en cada fase”, recalca el texto.



