Sainete lírico en un acto estrenado en 1897, “La revoltosa” está considerada, junto con “La verbena de la Paloma”, como uno de las obras cumbres del género chico y una de las piezas fundamentales de la zarzuela española, en donde se aprecia la maestría del libreto y de la música. El libreto es un fiel reflejo de los ambientes vecinales de finales del siglo XIX, haciendo un fiel retrato de tipos y situaciones, debido a dos grandes expertos libretistas, José López Silva y Carlos Ferández Shaw, que trasladan a la escena todo el sentir y la realidad del Madrid de esos años.
La música es uno de los elementos más valorados de este sainete, Chapí crea una verdadera obra sinfónica y popular, que cautiva desde las primeras notas de su preludio, creando una partitura, en la que lo culto y lo popular se dan de la mano como nunca. En esta producción se reconvierte la pieza en una zarzuela de dos actos y cuatro cuadros para recrear la vida popular madrileña de principios del siglo XX. Para ello se han introducido melodías tan populares de otros autores como F. Asenjo Barbieri o Federico Chueca.
La obra se desarrolla en un patio de vecinos en el interior de una corrala madrileña de finales del siglo XIX. Felipe, uno de los vecinos del patio, presume de ser el único que resiste los encantos de Mari Pepa, sin embargo está totalmente enamorado de ella. Igualmente Mari Pepa siente celos cuando ve a Felipe acercarse a otras, y aunque ambos están enamorados mutuamente simulan un desprecio que no sienten.
Interpretada en sus principales papeles por Ana María Ramos, Antonio Torres , Enrique Ruiz del Portal y Resu Morales, la producción de Clásicos de la Lírica, con dirección de escena de Luis Roquero y dirección musical de Enrique García Requena, cuenta con el ballet, coro y orquesta titulares de la compañía.
Clásicos de la Lírica nace del empeño de un grupo de jóvenes profesionales unidos por el deseo de ampliar la visión de los espectáculo musicales y el teatro lírico, intentando solucionar aspectos de la situación laboral en este campo y queriendo dar la posibilidad de nuevos y jóvenes valores en alza sobre la escena, así como figuras ya consagradas. Cuida al máximo todos los aspectos estéticos de cada puesta en escena: vestuario, escenografías, utilería, todo aquello que invite al espectador a adentrarse en las historias que se presentan.
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