“Nabucco” es una tragedia lírica en cuatro partes con música de Giuseppe Verdi y libreto en italiano de Temistocle Solera, basada en el Antiguo Testamento. Fue estrenada en 1842 en La Scala de Milán y compuesta en un período particularmente difícil de la vida del compositor. Su esposa y sus dos hijos pequeños habían muerto poco tiempo antes y Verdi prácticamente había decidido no volver a componer.
El libreto de “Nabucco” llegó a sus manos casi de casualidad. La composición emprendida casi a regañadientes dio como resultado una obra que cautivó a toda Italia. Esta ópera fue el primer éxito importante del compositor y con ella se inician los llamados años de galera, en los que compuso a un ritmo frenético, produciendo diecisiete óperas en doce años.
El éxito se debe en parte a las cualidades musicales de la obra y en parte a la asociación que hacía el público entre la historia del pueblo judío y las ambiciones nacionalistas de la época. Uno de los símbolos que utilizó, y quizás sigue utilizando, el pueblo para reforzar el ideal independentista fue el coro Va, pensiero, sull’ali dorate (“Vuela, pensamiento, en alas doradas”), del tercer acto, uno de los pasajes corales más representativos de la época. En su época, los italianos lo asimilaron como un canto contra la opresión extranjera en que vivían.
El éxito de la ópera perdura hasta hoy día. Aunque no se representa tantas veces como otras óperas de Verdi, aún se encuentra entre las más montadas del repertorio operístico mundial. La acción transcurre en Jerusalén y Babilonia en los años 602 y 562 antes de Jesucristo. Los babilonios al mando de su rey Nabucco van a entrar en Jerusalén, los hebreos tienen como rehén a Fenena hija de Nabucco para poder negociar. Se la entregan a Ismael, su amante secreto. Cuando los dos se disponen a huir a través de un pasadizo secreto aparece Abigail también enamorada de Ismael. Esta todo maldad y envidia ofrece a Ismael el perdón de su pueble a cambio de su amor, pero este le hace saber que se siente capaz de entregar su vida pero nunca su amor…
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