Llegaba la Deportiva sensiblemente mermada por las bajas a La Romareda, un estadio maldito en el que nunca se ha logrado puntuar. Y, para continuar con dicha maldición, la vida quiso que los jugadores de Bolo no consiguieran un empate como mínimo en un partido que, de cada diez veces, se gana siete u ocho. Da especial rabia porque el rival consiguió ganar sin hacer absolutamente ningún mérito para ello, y es que sólo un equipo buscó la victoria, y vestía de negro.
Una defensa inédita obligada por las circunstancias sembró dudas a pesar de que Bolo reiterara su “confianza plena en todos”. Iván Rodríguez, Pascanu, Yac y Castellano eran los únicos zagueros disponibles para la cita, los dos últimos con únicamente 450 y 90 minutos disputados en liga, respectivamente. El Zaragoza comenzó buscando incisivamente la meta de un Caro que se vio obligado a realizar una buena intervención. Se puede decirque en estos primeros quince minutos se resume todo el volumen ofensivo del Real Zaragoza. A partir de ahí, fue sometido a merced de una Ponferradina que dominó más el balón de lo que acostumbra (53% de posesión), y lo más importante, el ritmo de juego y las zonas de acción favorecían en todo momento al libro de estilo del cuadro berciano.
Eso sí, al borde del descanso, un error garrafal de Yac al defender un centro lateral con el brazo totalmente extendido ocupando una posición antinatural, provocó un penalti que no perdonó Narváez para adelantar al Zaragoza. Pocas veces la habrán visto más gorda en mucho tiempo. De esta forma, la Deportiva llegó al entretiempo con un marcador adverso tras cuajar una meritoria primera parte.
En el segundo acto, Bolo dio entrada a buenos “agitadores” como Gaspar y Yuri, y las ocasiones comenzaron a llegar, aunque a cuentagotas. Era notoria una falta de motor en el centro del campo que paliaron en parte posteriormente Juergen y Aguza (realizando su “re-debut”), y la Deportiva consumió los últimos minutos buscando perforar la portería de Cristian Álvarez. Un remate lejano de Erik, un tiro acrobático de Yuri, un cabezazo de Romera… pero no había manera, el balón no quiso entrar.
Afirmó Bolo en rueda de prensa que estaba contento con el trabajo del equipo, y lo cierto es que se completó un partido para ganar. Un error individual en una defensa que era para coger con pinzas y una noche aciaga en cuanto a la puntería lo impidieron, pero la Ponfe consiguió ser superior a un rival necesitado y con individualidades muy potentes a pesar de las adversidades (a las que se unió Iván Rodríguez con una nueva lesión muscular).
Se abre un periodo de diez días hasta el próximo partido (en casa contra un siempre complicado Alcorcón) que servirá para recuperar a varios efectivos, y espero que además se pueda contar con un nuevo defensor que se incorpore este fin de semana al equipo. Falta hace, y mucha.
Lo positivo
- La valentía del equipo y la capacidad para domar el partido y adaptarlo a sus intereses en un escenario imponente como La Romareda.
- Buenos minutos de Aguza en la base de la jugada en su “re-debut”. El jugador catalán aportó claridad en salida de balón con un par de pases profundos entre mucha gente que superaron líneas.
- Yuri volvió a tener peligro entrando de suplente, aunque pecó de individualista en las últimas acciones.
Lo negativo
- Yac, al igual que en sus dos partidos anteriores, volvió a cometer un error grosero que cuesta puntos. Bolo mostró su descontento en rueda de prensa afirmando que “no se puede defender un centro lateral así”.
- Los fantasmas de Cornellá o Mallorca: mucha producción ofensiva, pero nula pegada. No es la primera noche que el equipo sufre tanto para ver portería.
- La pareja Kaxe-Romera se muestra autosuficiente para aguantar balones y favorecer que el equipo adelante las líneas unos metros, pero no para crear ocasiones reales de gol.
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