Habían pasado unos días de las terribles inundaciones que asolaron Valencia en 1957, las noticias llegaban a cuentagotas por la prensa escrita de la época, acalladas o aminoradas en parte por el régimen de Franco. Sin embargo, la tragedia se conoció y llegó a muchos puntos del país a través de la radio, y es que Adolfo Fernández Aguilar, un joven locutor de Radio Juventud de Murcia creó un programa nocturno llamado “España por Valencia” un programa al que llamaban oyentes de todas España para hacer donaciones y que también subastó diferentes artículos donados por oyentes. El programa se escuchaba en todas las emisoras de Radio Juventud, también en EFJ29 Radio Juventud de Ponferrada, “La emisora” como se le conoció durante décadas.
Así lo recuerda la web Guía de la Radio:
El propio Fernández Aguilar abrió la subasta con un puro que tuvo que pedir prestado a su hermano. A continuación, le llovieron miles de llamadas de toda España ofreciendo abanicos, muñecos, collares, objetos de porcelana, un balón del Athletic de Bilbao, la cruz de beneficencia de Antonio Bienvenida, el crucifijo con el que estuvo enterrado José Antonio Primo de Rivera, la batuta del maestro Argenta, un cuadro de Zuloaga, unos dibujos de Sorolla, un mantón de manila de Lola Flores, y hasta el anillo del arzobispo de Valencia.
Dicho programa obtuvo tanto éxito que hasta la propia Carmen Sevilla donó un par de zapatos que había comprado en Roma. Lo más curioso que entró para ser subastado fue un burro llamado Platero. Aquello, según recuerda Adolfo Fernández Aguilar, fue un trabajo de locos, eran 24 horas seguidas tras el micrófono para atender las miles y miles de llamadas de toda España y hasta del extranjero, pero valió la pena, porque a Valencia, a través de este magnífico programa y del extraordinario equipo humano de aquella emisora Radio Juventud de Murcia, a la región valenciana le llegaron varios millones de pesetas del programa llamado «España por Valencia».
En ponferrada, el entonces subdirector Leonardo Rodríguez, tenía inquietudes en el teatro, así que habló con el director, Ernesto Fernández y se puso en marcha en tiempo récord una representación en el Teatro Edesa de la Plaza de Julio Lazúrtegui con el fin de recaudar fondos para Valencia y que se canalizaran a través del exitoso programa radiofónico creado en Murcia.
La locutora Amalita Ruiz, recuerda este evento, aunque no recuerda si la obra, en la que también ella participó fue “Cuñada viene de cuña” o “La Cigüeña dijo si”, Algunas de las personas que colaboraron o actuaron en la obra fueron también Ricardo Folgueras, un ingeniero de Endesa o Vallalfons, locutor deportivo de la época en Radio Juventud de Ponferrada.
El éxito fue total, se llenó el Teatro hasta la bandera, y al finalizar la representación, la banda Municipal toco unas canciones de la época y cerró su actuación con “Valencia” de José Padilla, todo lo recaudado se envío a la ciudad de Valencia, canalizado a través del programa radiofónico.
La riada de 1957
En los días previos a la inundación que asoló Valencia en octubre de 1957, la región mediterránea española fue afectada por una intensa “gota fría”, una perturbación atmosférica caracterizada por una depresión en niveles altos de la atmósfera. Este fenómeno se estacionó sobre la zona y provocó lluvias torrenciales que empezaron el 11 de octubre y aumentaron drásticamente hasta el 14. Las precipitaciones alcanzaron registros superiores a los 300 litros por metro cuadrado en menos de 24 horas, un evento meteorológico extremo que saturó rápidamente el suelo y aumentó la escorrentía hacia el río Turia y sus afluentes.
El día 13 de octubre, las lluvias se intensificaron y, durante la madrugada del día 14, el río Turia comenzó a desbordarse en las zonas más cercanas a la ciudad de Valencia. La primera crecida alcanzó un caudal estimado de 2,700 m³/s, causando inundaciones en los barrios cercanos al cauce, aunque la población aún no anticipaba la gravedad de lo que estaba por suceder. Hacia el mediodía, una segunda y más devastadora crecida sorprendió a los habitantes al alcanzar un caudal de 3,700 m³/s, triplicando la capacidad del cauce urbano y arrasando con todo a su paso. Las calles de Valencia se llenaron de agua, arrastrando vehículos y escombros y dejando edificios gravemente dañados.
La inundación afectó a gran parte de la ciudad, alcanzando niveles de hasta 5 metros en algunas zonas como la calle Doctor Olóriz y dejando a otras, como la Avenida Reino de Valencia, con acumulaciones de agua de 40 centímetros. Pese a la magnitud del desastre, lugares emblemáticos de la Valencia antigua, como la Plaza de la Reina y la Plaza de la Virgen, quedaron fuera del alcance de la riada.
Oficialmente, se reportaron 81 fallecidos, aunque se estima que el número real de víctimas podría haber sido mucho mayor, con cifras que llegan a los 300.
Las pérdidas materiales también fueron enormes. Más de 1,700 personas perdieron sus hogares y el sector comercial sufrió graves daños: negocios inundados, fábricas inutilizadas y puentes colapsados, además de redes de agua y electricidad destruidas. El patrimonio cultural y artístico de Valencia también sufrió considerablemente, con daños a iglesias históricas, archivos y colecciones de valor incalculable en la Catedral de Valencia y el Museo de Bellas Artes.
Ante la catástrofe, la solidaridad de la población valenciana fue inmediata, organizando voluntarios para ayudar a los damnificados. Las autoridades locales declararon el estado de emergencia y solicitaron ayuda al gobierno central. Francisco Franco visitó la zona afectada, prometiendo apoyo para la reconstrucción y el restablecimiento de servicios básicos, mientras que escuelas y edificios públicos se habilitaron como refugios.
Sin embargo, la respuesta gubernamental fue lenta. Meses después, el alcalde de Valencia, Tomás Trénor Azcárraga, protestó ante la demora, enfrentándose al gobierno de Franco, lo que le costó el cargo. Su protesta, sin embargo, logró acelerar el envío de ayudas y permitió que se aprobara el Plan Sur, un ambicioso proyecto que desvió el cauce del Turia para evitar futuras inundaciones de esta magnitud y reconstruir una Valencia más segura.