La madrugada de este domingo 31 de marzo de 2024, a las 02:00, los relojes se adelantarán una hora para dar paso al horario de verano (A las 2:00 serán las 3:00h). Este cambio, que se realiza dos veces al año, tiene como objetivo aprovechar al máximo la luz natural. Sin embargo, también genera controversia por sus posibles efectos en la salud y el bienestar.
Un poco de historia
La idea de ajustar el horario para aprovechar la luz solar no es nueva. Ya en el siglo XVIII, Benjamin Franklin propuso adelantar los relojes en verano para ahorrar velas. Durante la Primera Guerra Mundial, Alemania fue uno de los primeros países en implementar el horario de verano como medida de ahorro energético. La práctica se extendió rápidamente a otros países, incluyendo España, que lo adoptó por primera vez en 1918.
¿Por qué cambiamos la hora?
El cambio de hora se basa en la rotación de la Tierra, que provoca que la duración del día varíe a lo largo del año. En el hemisferio norte, los días son más largos en verano y más cortos en invierno. El objetivo del horario de verano es sumar una hora de luz al final de la jornada laboral, permitiendo así un mayor aprovechamiento de la luz solar.
¿Afectará a mi salud?
Aunque solo se pierde una hora de sueño, el cambio puede afectar a nuestro ritmo circadiano, el ciclo natural de sueño y vigilia. Esto puede provocar:
Somnolencia: El cuerpo necesita tiempo para adaptarse al nuevo horario, lo que puede generar sensación de cansancio durante los primeros días.
Falta de concentración: La alteración del ritmo circadiano puede afectar a la capacidad de concentración y la memoria a corto plazo.
Aumento del riesgo de accidentes: La somnolencia y la falta de concentración pueden aumentar el riesgo de sufrir accidentes de tráfico o laborales.
¿Es el cambio de hora realmente efectivo?
Aunque se ha argumentado que el cambio de hora ahorra energía, algunos estudios ponen en duda esta afirmación. La eficiencia energética puede verse afectada por diversos factores, como el clima, la actividad económica y los hábitos de consumo.
Además, el cambio de hora se ha asociado con un aumento de los problemas cardiovasculares y los accidentes de tráfico. Un estudio del Instituto de Salud Global de Barcelona encontró un aumento del 5% en los infartos de miocardio durante los dos días posteriores al cambio de hora.
¿Se eliminará el cambio de hora?
En la Unión Europea se ha debatido la posibilidad de eliminar el cambio de hora, pero aún no se ha tomado una decisión definitiva. En 2018, el Parlamento Europeo realizó una encuesta en la que el 84% de los participantes se mostró favorable a eliminar el cambio de hora. Sin embargo, los estados miembros no han logrado llegar a un acuerdo sobre qué horario mantener: el de verano o el de invierno.
¿Qué podemos hacer para adaptarnos al cambio de hora?
Para minimizar los efectos del cambio de hora, se recomienda:
- Ajustar el horario de sueño gradualmente en los días previos al cambio. Esto ayudará a que nuestro cuerpo se vaya adaptando al nuevo horario.
- Exponerse a la luz natural por la mañana. La luz solar ayuda a regular el ritmo circadiano.
- Evitar la cafeína y el alcohol antes de acostarse. Estas sustancias pueden dificultar el sueño.
- Practicar ejercicio físico regular. El ejercicio físico ayuda a mejorar la calidad del sueño.
- En definitiva, el cambio de hora es una medida con pros y contras. Es importante estar informados sobre sus posibles efectos y tomar medidas para adaptarnos a la nueva hora.
