Las Niñas de Cádiz es una compañía de mujeres “artistas, populares, irreverentes, provocadoras y libres” que fusiona elementos de la cultura popular y el folklore con otros de la denominada tradición culta, siempre desde el humor más hondamente gaditano. Después del desternillante “Cabaré a la gaditana” ofrecido el año pasado en Ponferrada, nos acercan ahora una reflexión, lúdica y “jonda” a la vez, sobre la suerte, los celos y la culpa, las pasiones y los amores prohibidos.
Vero y Mariola, protagonistas y amigas inseparables, llegan a El viento es salvaje con vidas completamente opuestas: mientras que a una la suerte siempre le ha sonreído, Mariola solo ha conocido la desgracia. La obra se propone contar un conflicto a través del género de la chirigota hasta casi alcanzar la categoría de tragedia clásica.
Todo ello en verso, recitado o cantado, marcando el ritmo impasible de la tragedia. Estrofas denominadas “cultas” por la tradición literaria como el soneto, la lira, los tercetos, los pareados, la décima… Y otras más populares como el romance, la quintilla, o las cuartetas típicas del romancero carnavalesco gaditano. La chirigota, asociada a la comedia, sirve en El viento es salvaje como vehículo para contar un drama, algo que parte también de la forma de la forma de tratar los problemas en el sur («te están contando algo y casi te tienes que girar la cara para no reírte») y de la perspectiva que toma la narración de situarse por encima de los personajes y ver su vida, aunque para el público parezca una comedia.
Alejandra López, Teresa Quintero, Ana López Segovia y Rocío Segovia son las cuatro actrices “que aparecen en escena con una estampa de gag andaluz que hace pensar en los estereotipos más machacados y vulgarizados en esta tierra, pero que desde el principio te sacan del error para llevarte a un hilado y refinado gusto narrativo”, ha dicho un crítico.
Las cuatro actrices meten desde el principio al espectador en una historia fácil, simpática, llevadera. La historia de dos amigas que se tiene como hermanas, y que atraviesan sus vidas de la mano entre la buena y extraordinaria suerte de Vero y la retorcida e hilarante mala suerte de Mariola. Una primera mitad que nada hace presagiar acerca de la profundidad teatral de la obra, pero que cumple a la perfección su misión de atrapar al espectador y no soltarlo.
Jueves, 18 marzo. 19,30 horas