En un futuro cercano, las guerras han terminado. Todos los países viven en paz debido a un pacto internacional, aunque de vez en cuando algún país se queda sin recursos y recibe lo que se denomina comúnmente como “Miseria”. La realidad es mucho más terrible que la paz mundial. Para acabar con las guerras en las que morían millones de personas, todos los países del mundo llegaron a un acuerdo: una vez al año encerrarían a chavales de todo el mundo para competir jugando a un videojuego por la dominación mundial y por ver quién sería el siguiente en recibir la “Miseria”. Suplente, un viejo soldado de un país que desconocemos, entra en uno de los mejores equipos para cubrir una plaza que está libre. Durante el juego descubrirá que la batalla está tanto en el mundo virtual como en el propio hotel donde se encuentran los equipos de todos los países del mundo.
El género de videojuegos utilizado para luchar, que inspira tanto la obra como el montaje, será un MOBA (Multiplayer Online Battle Arena). Hoy en día las competiciones de este tipo de videojuegos como el LoL (League of Legends) o el Brawl Stars están a la orden del día. Es importante destacar que, por lo que consta a Saltantes Teatro, es la primera vez que se lleva el género de los MOBA al teatro.
El autor plantea que, “en el mundo virtual, los e-sports han llegado para quedarse, pero ¿y si los gobiernos los utilizasen para competir entre ellos? ¿Y si los utilizasen para decidir quién se queda con los recursos del planeta? ¿Quiénes serían los nuevos soldados? ¿Qué se jugarían en cada partida?”
Interpretada por Carlos Dávila, Enrique Dueñas, Manu Lobo, Elena Palomo, Ana Santos, Nerea Vázquez y Mario Villar, para llevar a cabo este montaje la compañía contó con la colaboración de Laboral Ciudad de la Cultura, donde montó un laboratorio para alumnos y ex-alumnos de la Escuela Superior de Arte Dramático del Principado de Asturias en el que se seleccionó a gran parte del elenco de la obra.
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