Hoy lunes 24, ha comenzado la vendimia en Prada a tope donde los primeros racimos de uva blanca de godello y chardonnay se han comenzado a cortar en la viña del Palacio de Canedo, dando inicio así a la vendimia en El Bierzo.
El Xamprada, el vino espumoso que sigue el método champañés de segunda fermentación en botella, requiere una vendimia temprana, por lo que siempre es el primero en abrir la temporada.
El Xamprada se elabora con una mezcla (coupage) de uvas autóctonas de godello con la francesa de chardonnay, la variedad que dio fama al Champagne francés y a los grandes espumosos de todo el mundo. El chardonnay le aporta cuerpo y le ayuda al envejecimiento que luego hará el vino en la botella tras la segunda fermentación, mientras que el godello le aporta la nariz y la frescura de una uva atlántica que hace singular al Xamprada frente a cavas, champanes y otros espumosos.
La vendimia se hace exclusivamente en las horas más frescas de la mañana para que la uva llegue en las mejores condiciones a la bodega.
Al final de la semana se pasará al resto de viñedos para recoger también la Mencía con la que se harán los tintos de Maceración Carbónica y de crianza, así como el rosado.
Este año la pandemia obligará a organizar la recogida con unas medidas de seguridad extra, como hacer cuadrillas más pequeñas y mantener a los vendimiadores más alejados entre sí también en los descansos.
La cosecha de 2020 está marcada en toda España por la lluviosa primavera y el caluroso verano, junto con el intenso ataque de las plagas que han hecho daño en algunas regiones.
En el caso de Canedo la batalla fue especialmente dura ya que todos los vinos son de Agricultura Ecológica, y eso obliga a limitar los tratamientos convencionales.
José Manuel Ferreira, enólogo del Palacio, resume el proceso vivido como una “guerra de resistencia” para haber vencido al mildiu y al oídio en primavera. Esto hace que la cosecha del 20 sea buena en cuanto a cantidad y calidad.
Aunque en un principio la cosecha parecía adelantarse respecto a otros años, al final se ha quedado en sólo cuatro días respecto a 2019.
“El calor de julio y agosto ha venido con unas noches muy frescas, con un contraste entre el día y la noche que han alcanzado los 20 grados algunos días, y eso es bueno para fijar los aromas que nos van a dar unos grandes vinos”, apunta José Manuel Ferreira.
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