Hace siete años, Ponferrada recuperó un pedazo imprescindible de su historia con la reapertura del Paraisín. En 2018, aquel bar de toda la vida volvió a brillar en la emblemática Avenida de España, rescatando su nombre, su esencia y el legado de Ángel Fernández Gérez —el querido Gelín el del Paraisín— y de Asunción “Chon”, figura inolvidable en su barra. Su nieto, Daniel Fernández, tomó entonces el relevo para mantener viva la memoria familiar y devolver al Paraisín el lugar que siempre tuvo en el corazón de la ciudad.
En esta nueva etapa, el Paraisín no solo ha recuperado su alma: también se ha consolidado como referencia en los desayunos, donde sus tostas se han convertido en un pequeño espectáculo para los sentidos.
Celebración del séptimo aniversario
El sábado 13 de septiembre a partir de las 12 de la mañana, la cafetería se convierte en el epicentro del ocio ponferradino con la celebración de su séptimo aniversario. DJ Feijoo, sorteos, regalos y un montón de horas por delante para disfrutar y celebrar la llegada de la Navidad
Un símbolo que perdura
El Paraisín nunca fue simplemente un bar. Fue, y continúa siendo, un símbolo del buen hacer, la elegancia y la cercanía. Gelín, con su chaleco, chaqueta y pajarita, atendía con un cariño y un detalle que marcaron a generaciones de ponferradinos. Bajo su guía, el Paraisín se convirtió en un refugio para quienes buscaban un café con encanto o una copa servida con la clase de otra época.
Tras su jubilación en el año 2000, el local pasó por distintas manos y terminó cerrando, perdiendo aquel espíritu tan especial. Pero la historia no terminó ahí.
2018: el regreso de un clásico
Después de más de una década de cambios y un año de silencio absoluto, Daniel Fernández decidió recuperar el destino familiar. Con el apoyo de su madre y su tía Julia —también parte esencial del Paraisín original— reabrió el bar con un propósito claro: rendir homenaje a su abuelo y devolverle a Ponferrada un lugar que siempre fue suyo.
Un homenaje en blanco, con alma de siempre
Hoy, en su séptimo aniversario, el Paraisín luce renovado. El blanco domina la decoración, pero la esencia sigue intacta: un espacio cuidado al detalle, respetuoso con el estilo clásico que marcó sus años dorados.
La filosofía tampoco ha cambiado. La cercanía y el buen trato siguen siendo la clave del Paraisín, igual que en tiempos de Gelín. Incluso los pinchos continúan fieles a la tradición: tres fijos y uno especial, un guiño a esos pequeños detalles que hicieron grande a este bar.
