El Proyecto Faro, una iniciativa que lucha contra la soledad no deseada en el barrio de Flores del Sil de Ponferrada, ha presentado su primera revista, titulada Voces de Vida. Desde su lanzamiento en 2021, el proyecto ha incrementado significativamente el número de usuarios, pasando de 24 personas a principios de año a 35 en la actualidad. Esta red de apoyo, que cuenta con la colaboración de más de 30 establecimientos locales, ha sido reconocida por sus logros y se perfila como un modelo replicable en otros barrios de la ciudad.
Este miércoles, el alcalde Marco Morala, junto a la Concejala de Participación Ciudadana, Mari Crespo, y la educadora social del proyecto, Cristina Fernández, presentaron la revista y los avances del Proyecto Faro en un acto que destacó la participación comunitaria. Durante su intervención, Morala resaltó el papel crucial del barrio de Flores del Sil, describiéndolo como “un núcleo que siempre está a la altura” y un ejemplo de solidaridad para toda Ponferrada. “La soledad no deseada es un problema que nos afecta, y este proyecto demuestra el poder de la comunidad para hacerle frente”, comentó el alcalde, agradeciendo también el esfuerzo de los voluntarios.
La revista Voces de Vida, de 35 páginas, ofrece un espacio para que los usuarios del proyecto compartan sus historias y vivencias, fomentando un sentimiento de conexión y empatía hacia las personas mayores. Según Fernández, este proceso de compartir historias ha demostrado ser terapéutico, ayudando a los usuarios a sentirse escuchados y acompañados. “La revista permite a las personas expresar sus emociones y sentirse valoradas, lo cual es esencial para reducir la sensación de soledad”, explicó la educadora social.
Para la realización de Voces de Vida, el Proyecto Faro colaboró con el Colegio La Inmaculada de Camponaraya, cuyos estudiantes del grado en Técnico de Animación Sociocultural y Turística participaron en la creación de contenidos. Esta colaboración no solo enriquece el proyecto, sino que también permite a los estudiantes adquirir experiencia en actividades socioculturales enfocadas en el bienestar comunitario.
Con una creciente red de apoyo local, el Proyecto Faro sigue evolucionando y atrayendo a nuevos usuarios. Aunque la mayoría son mujeres, en su mayoría personas mayores, se ha observado un incremento de hombres, algunos más jóvenes, interesados en formar parte de la iniciativa. Según Fernández, los casos varían en complejidad, desde personas que encuentran apoyo emocional hasta otras que requieren atención más especializada. “La comunidad ha mostrado un compromiso sin precedentes, desde los comercios hasta los vecinos y voluntarios, demostrando la capacidad del barrio para crear un entorno de cuidado y respeto”, añadió.