La jefa del Servicio Territorial de Cultura de la Junta de Castilla y León, Amelia Biaín, ha firmado el acta de recepción de las obras de reparación de la Iglesia de San Miguel, en El Acebo. Unas intervenciones que fueron financiadas a través de fondos desconcentrados por la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte, con una inversión de 24.439 euros.
La intervención se ha basado fundamentalmente 5 actuaciones: la renovación del acceso al campanario (en la esquina suroeste), la rehabilitación de los apoyos de las campanas, la reparación de las cancillas de cierre de la parcela, la recolocación del tejado del porche, y la apertura del paso bajo de la espadaña con cierre interior de mamparas.
El proyecto planteó una intervención respetuosa con la arquitectura existente y con el entorno, que realce la imagen de la Iglesia y ponga en valor el conjunto. Las obras se realizaron bajo supervisión arqueológica.
Con la finalización de esta obra culmina una de las intervenciones en el itinerario jacobeo en la provincia, que permitirá mejorar las condiciones de visita de este bien del patrimonio.
El Acebo y la Iglesia de San Miguel
La localidad de El Acebo se encuentra en pleno Camino de Santiago, y es el primer pueblo que los peregrinos se encuentran en el Bierzo, después de haberlo oteado desde la Cruz de Ferro y tras haber cruzado las ruinas de Manjarín. El Camino de Santiago continúa dirección oeste, descendiendo paralelo al cordal. El Acebo de San Miguel tiene una estructura en “espina de pez”, propia de los pueblos del Camino en zona montañosa. El caserío se articula alrededor del Camino, que funciona como eje del que salen pequeñas bocacalles.
La iglesia, elevada en un pequeño promontorio, recibe a los peregrinos por su lateral norte a través de un porche; posición extraña, pues lo habitual es tener la entrada (y el porche) por el sur, más cálido y soleado, máxime a esta altitud, 1.150 metros. Una corta calle paralela al Camino deja a la iglesia en una posición centrada respecto al caserío; pero sin poder evitar la contradicción: una fachada sur, urbana y ciega, y una fachada norte con la entrada, el porche y un pequeño jardín (que se extiende por delante de la espadaña) en el sombrío norte.
Esta iglesia, de los siglos XVII-XVIII, posee una nave central, cubierta mediante una bóveda de cañón que arranca bastante baja, dividida longitudinalmente en tres tramos por dos arcos fajones; siendo el del presbiterio más largo y está rematado por el retablo principal que ocupa todo el testero; el último, a los pies, acoge un coro. La nave central está flanqueada, al sur, por una nave lateral también cubierta por bóveda de cañón y la sacristía. Al norte, la preceden el porche de acceso y un cuarto de almacenamiento.
La espadaña, al oeste como es habitual, parece haber sido levantada algo después, tanto por presentar de mamposterías algo diferentes, como por los enjarjes de los paramentos. Presenta dos huecos para sendas campanas en el piso superior; un óculo de aspecto moderno abierto en el tramo central, para iluminar el coro; y, un pequeño paso con arco de medio punto en su parte inferior, abertura que ha sido tapiada, y que al interior ha sido transformada en un curioso confesionario.
El ángulo suroeste está ocupado por el volumen de piedra que constituye la escalera de acceso al campanario. Al realizar la caja para la calle, bajaron mucho el nivel de excavación, dejando este volumen totalmente descalzado. Con el paso del tiempo, y el agua que ha ido filtrándose por el peldañeado, este cuerpo se ha hinchado desplazándose hacia el exterior, lo que se manifiesta en diversas grietas verticales, la deformación ha llegado a tal punto que existe peligro de desplome.
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