Era la madrugada del 22 de mayo de 1997, a las 01:49 horas, un rugido ronco atravesó la comarca acompañando a un temblor de tierra como seguramente nadie había vivido anteriormente.
Aquella noche, se producía un terremoto que alcanzó los 5,3 grados en la escala Ritcher y con epicentro en el triángulo formado por las poblaciones de Triacastela, Sarria y Becerreá, en la provincia de Lugo. El terremoto sacó a los vecinos de Villafranca del Bierzo, a muchos en Ponferrada y en otras poblaciones bercianas de la cama saliendo directamente a las calles, preas del pánico, muchas personas lo hacían en pijama o bata dada la hora a la que ocurrió el temblor.
El seísmo no sólo se dejó sentir en Galicia y la comarca del Bierzo, se notó en otras provincias: llegó a ser percibido en diferentes barrios de Madrid e incluso en algunas provincias de la comunidad andaluza o Cantabria, donde los servicios de emergencias registraron multitud de llamadas.
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