El sábado 5 de agosto fue el día elegido por los vecinos para poner en marcha el horno vecinal y celebrar la que han llamado ‘La Fiesta del Verano’ un encuentro más íntimo que las fiestas de Nuestra Señora y San Roque que se celebrarán el próximo fin de semana. El horno restaurado hace pocos años, está en el recuerdo de los vecinos del pueblo como parte de sus recuerdos, aunque desde hace décadas no se utiliza nada más que para días especiales. Un vecino nos recordaba que hace ya varias décadas “El horno se alquilaba por 200 pesetas y unos garrafones de vino para el pueblo” -siempre hemos sido un poco borrachines, ríe– y eso no daba más beneficio que la ceniza y el pan para su casa, hacía una hornada y la vendía, pero nada más”. Todo se vive con intensidad e ilusión para la puesta en marcha del horno del pueblo, cuando mostramos interés en hacer un reportaje que reflejara el trabajo de ponerlo en marcha Sonia, vecina de Villanueva nos decía “Mejor las fotos te las mando yo, si subes por allí, hay tantos nervios que igual hasta te echan del horno”
Ayer el horno recuperó sus mejores galas con la gente mayor del pueblo que es conocedora, sin necesidad de relojes y termómetros, de cuando alcanza la temperatura necesaria para comenzar la cocción del pan y el resto de productos que se elaboran. La fiesta estaba convocada para las ocho de la tarde, aunque los preparativos se extendieron casi una hora más. refrescos, vino de cooperativa, corte y emplatado del fruto del horno del pueblo, cocer los chorizos etc…
La presencia de Lucía animó la tarde dando un repaso a los mejores pasodobles, rancheras y todos los éxitos bailables que uno se pueda echar a la cara con los que los vecinos se arrancaron a bailar muy pronto, mezclando el baile con la comida y la bebida. Una bandeja que incluía un pedazo de pan del horno, empanada de carne o atún y chorizo escaldado, refrescos y roscón con café y orujo. Una vez “arrancados motores” llegó la consabida Queimada con ‘conxuro’ incluido que iluminó la plaza Lope García de Castro, el célebre vecino de la localidad que fue virrey de Perú en tiempos de Felipe II. Y así se fue metiendo la noche por el valle del río Oza, una fiesta berciana en toda regla a la que tuvimos el honor de ser invitados.
Fotos más abajo.
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